Lo que está haciendo MORENA lo hizo el PRI y los resultados fueron catastróficos.
En 1999 en un intento por democratizar la selección de candidato a la Presidencia de la Republica, el PRI realizó un proceso interno entre Francisco Labastida Ochoa (candidato Oficial) y Roberto Madrazo Pintado (candidato de las Bases). En aquella ocasión Diódoro Carrasco Altamirano Secretario de Gobernación, operó a favor de Francisco Labastida Ochoa que finalmente fue el candidato del PRI que enfrento a Vicente Fox Quesada del PAN, derrotando al hasta entonces invencible Partido Revolucionario Institucional.
Saco a colación el tema, porque después de aquel proceso interno, la militancia priista quedó dividida y aun cuando los lideres fumaron la pipa de la paz y alcanzaron acuerdos cupulares, la división entre los militantes fue irreconciliable.
Hoy MORENA tiene un proceso interno que aunque se niegue, es para seleccionar al candidato o candidata a la presidencia de la república, pero ellos están peor, porque a diferencia de aquella ocasión en que solo eran dos contendientes (Labastida y Madrazo), el proceso del partido oficial cuenta con seis competidores (Fernández Noroña, Manuel Velasco, Adán Augusto, Ricardo Monreal, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard), sabemos que al final se impondrá, como siempre, el dedo oficial, los contendientes saldrán en una sola foto y harán un llamado a la unidad; la pregunta que prevalece es ¿habrá reconciliación entre las bases?.
Al parecer el PRI aprendió de aquel ejercicio de hace veintitrés años, pues en esta ocasión no quiso correr riesgos y prefirió salir con una candidata emanada de una fuerza política distinta que cuando menos le garantice mantener el registro nacional, porque al paso que van, al menos en el estado de Oaxaca tienen un panorama complicado, pues en lo que va del año han abandonado el barco, Mariana Benítez, Gabriela Pérez, Nallely Hernández, Yarith Tannos sin contar a los delegados e integrantes de las estructuras territoriales que ya están en otros partidos.
Por lo pronto Xóchilt Gálvez ha establecido su regla de oro: ni rateros, ni huevones, ni pendejos. Estoy seguro que al oír tan agudas declaraciones, más de uno se dio por aludido.